LA ENERGIA MASCULINA Y FEMENINA

La trascendencia de lo dual, la reconciliación de los opuestos, los contrarios que se juntan: esta es una de las preocupaciones centrales de la psicología analítica de Carl Gustav Jung (1875-1961). Para la psicología junguiana la vivencia de lo dual y, dentro de ella, la percepción de lo femenino y lo masculino como esferas psicológicas separables e irreconciliables, no representan una ley psicológica inmutable.

En este sentido, el aporte de Jung a las actuales discusiones sobre la identidad de género no reside tanto en el análisis de los determinantes biológicos, psicológicos o culturales de la conformación de una identidad femenina o masculina, sino más bien nos plantea sobre los procesos que, a partir de la integración de elementos psíquicos tanto “femeninos” como “masculinos”, nos hacen plenamente humanos.

La presencia de opuestos en la psique individual representa una tensión; las energías humanas surgen como resultado de las tensiones creadas por los opuestos en conflicto. Los diversos elementos de la psique de la teoría de Jung cobran mayor sentido a partir de su descripción del proceso de individuación, movimiento hacia una totalidad psíquica integrada y armónica de todos los componentes: consciente-inconsciente, persona-sombra, pensamiento-sentimiento, sensación-intuición, introversión-extroversión, instinto-espíritu, personal-colectivo, masculino-femenino, yo-ser. La individuación es autorrealización.

“El hombre considera una virtud reprimir sus características femeninas, así como la mujer –hasta hace poco- consideraba indeseable volverse “masculina”: el animus y el ánima representan el inconsciente con todas las tendencias y contenidos hasta ahora excluidos de la vida consciente” (Jung, 1928b: 78-79).

Esta represión hace que la función y el principio femenino y masculino adquieran características degradadas o negativas, como sistema de defensa ante las incompatibilidades de las demandas internas y externas sobre el individuo. El proceso educativo fortalece esta represión de las características que se consideran debilidades y signos de desadaptación social.

Uno de los múltiples equívocos de estas representaciones entre los géneros son los clichés de los hombres acerca del rol de las mujeres en relación con los sentimientos. “Uno de los clichés más insidiosos de nuestro tiempo (...) es el que declara que el eros y el sentimiento tienen una afinidad con la mujer. En este modelo el sentimiento de los hombres nunca puede ser comprendido adecuadamente de manera que los sentimientos de amistad son rotulados como homosexualidad latente o transferencia.

La represión de lo femenino en el hombre va más allá de esto. En la medida en que la totalidad del inconsciente es simbolizada por la madre universal, representa una figura amenazante, tenebrosa y misteriosa, que “ataca” al yo en su estado consciente. Amenazando destruir el precario orden construido por el yo.

Ahora quisiera prestar atención a la energía masculina y femenina a un nivel más mundano, e individual, en el cual las personas tratamos con las energías masculinas y femeninas dentro de nosotros mismos. Al nivel individual ha habido una lucha entre la energía masculina y la femenina. Todo lo que sucede colectivamente refleja procesos en el nivel individual.

Para aclarar la importancia del equilibrio entre lo femenino y lo masculino en el nivel individual, voy a hablar de los centros de energía en cada ser humano, a los que también se les llama los chakras. Ahora ustedes conocen siete de ellos, y están localizados a lo largo de la espina dorsal, siendo estos:

1) El chakra sacro es el centro de energía que nos conecta a la tierra. La energía en este chakra se extiende fuera hacia la tierra y nos permite  manifestar nuestra energía del alma en forma física, al nivel de la realidad densa, material. Chakra masculino. Un chakra nunca es completamente masculino o femenino, pero se podría decir que aquí la energía masculina es dominante.

2) El segundo chakra es llamado el chakra del ombligo y es el centro de los sentimientos. Este centro nos permite experimentar las emociones, cambios de humor, es decir todos los extremos de la vida emocional. Es un centro receptivo. Es por esto que yo lo llamo un centro femenino, un chakra en el cual domina el flujo de energía femenina.

3) El tercer chakra, también llamado el plexo solar: el centro de acción y creación. Éste claramente es un centro que se extiende hacia fuera y permite que la energía se manifieste en la realidad física. Podemos compararlo con el sol, la efusión de los rayos, y el poder de la luz. En el plexo solar nuestros impulsos internos y estímulos se transforman en manifestaciones externas. Es el chakra de la acción y de llevar hacia el exterior. También es la morada del ego, significando la personalidad terrestre, sin implicación negativa. La energía predominante es masculina.

4) Luego sigo con el chakra del corazón. Este también es un centro receptivo, como el chakra del ombligo, y especialmente conecta diferentes flujos de energía. Es el centro en el cual se encuentran el cielo y la tierra, y en el cual se conectan los tres chakras inferiores con los tres chakras superiores. El corazón puede ser el puente entre la mente (cabeza) y la emoción (vientre). Desde el corazón podemos conectarnos con alguien más y se trasciende. El corazón trasciende los límites del ego y nos permite sentir la unidad con cualquier cosa fuera de nosotros, con Todo Lo Que Es. El chakra del corazón es la puerta a la energía del Hogar. Es claramente un centro de conexión y por lo tanto es predominantemente femenino.

5) El chakra de la garganta es masculino. Desde este centro, los impulsos internos, las ideas, las emociones, adquieren forma física al hablar, reír, cantar, gritar, etcétera. Aquí la vida interior es llevada hacia el exterior por la comunicación a través de la voz y el lenguaje. Es un centro de manifestación que nos permite focalizar su energía externamente al plano físico. También es un centro de creatividad.

6) El sexto chakra, también llamado ‘el tercer ojo’, el cual está localizado en el centro de nuestra cabeza, es otra vez femenino. Recibe impresiones intuitivas, ‘extrasensoriales’, y trasciende los límites de lo físico (los cinco sentidos físicos). Es el asiento de la clarividencia, de la percepción elevada, etcétera. A través de este centro nosotros podemos sentir la energía de alguien más (las emociones, las penas, las alegrías) como propias. Con esta capacidad, es decir, la habilidad de la empatía, nosotros trascendemos los límites del ego y nos conectamos con ‘lo que nosotros no somos’.

7) Finalmente está el chakra de la corona, encima de la cabeza. Este chakra no es ni masculino ni femenino, o se podría decir que es ambos. En este chakra nosotros nos elevamos por encima de la dualidad de lo masculino y lo femenino. El chakra de la corona es una interesante combinación de ambas energías. Cuando este chakra está equilibrado la conciencia ahí está en un estado tanto de recibir como de extenderse hacia afuera. Hay una extensión ‘hacia arriba’, hacia ‘otras dimensiones’, donde busca concejo espiritual o ayuda, o hacia las capas más profundas del Ser. En este ‘estado de la mente’ llegamos muy cerca de la unidad que sustenta a las energías masculinas y femeninas, la energía del Espíritu o Dios.

Ya he esquematizado muy aproximadamente el movimiento de los flujos de energía masculina y femenina por todo el cuerpo energético del ser humano. Ahora quiero hablar en particular de los tres chakras inferiores. Estos son los chakras que están más conectados a la tierra, que están más involucrados con estar en el reino terrenal. Esta área de los tres chakras inferiores es de suma importancia en su camino interior hacia la sanación, porque en esta área yacen los traumas más profundos y las cicatrices emocionales.

Me gustaría atraer la atención al hecho de que, dentro de esta área de energía, dos de los tres chakras involucrados son masculinos. Esto indica que, especialmente con respecto a las energías masculinas dentro de cada uno de nosotros, debemos hacer mucho trabajo de sanación.

Pero no está muy aclarado cómo se ve verdaderamente una energía masculina equilibrada. La energía masculina de algún modo se perdió en las falsas imágenes de lo que significa ‘ser un hombre’; estereotipos que siempre se reducen al poder a través de la agresión. Es esencial reconocer y expresar la verdadera naturaleza de la energía masculina. El lado femenino ahora necesita a la energía masculina equilibrada para ser realmente capaz de cumplir su rol. La energía femenina está esperando, no solo a una escala colectiva sino también a un nivel individual. La energía femenina está saliendo de su capucha de víctima, recuperando su autoestima y ahora está esperando para manifestarse poderosamente y alegremente a través de la reunión con lo masculino.

En la próxima semana continuare recopilando temas y preparando un nuevo artículo sobre este importante tema  que titulare “EQUILIBRIO ENTRE LA ENERGIA MASCULINA Y FEMENINA”.


Frase de la Semana:

Rindo homenaje al Dios y a la Diosa, los padres primordiales del universo sin límites. En el lugar ameno el Amado mismo, por su amor desbordante, se convierte en la Amada, que está hecha de la misma sustancia y comparte el mismo alimento. Por su deseo intenso se devoran uno al otro y luego otra vez se producen, porque les gusta ser dos. No son completamente idénticos ni completamente diferentes. No podemos decir lo que realmente son. (...) Shiva y Shakti forman un todo, tal como el aire y su movimiento, el oro y el brillo. (...) Los dos son como un río cuyas aguas de conocimiento no pueden ser bebidas por aquel que conoce sin que se pierda a sí mismo.
Jñaneshwar Maharaj, siglo XIII: 52-57.

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