DANDO LA BIENVENIDIA AL REY SAGRADO



Puesto que cada uno de nosotros siente un enorme hambre de Rey, de Rey Benévolo o de Rey Sagrado, nos gustaría empezar a vivir con él de inmediato. Nos gustaría saltar por encima de nuestro padre y trasladarnos a su castillo. Pero parece ser que no lo podemos hacer hasta habernos enfrentado al padre-hacha (Al padre negativo).

La mitología está llena de historias del mal padre, el devorador de hijos, el aventurero lejano, el gigante celoso y posesivo. La paternidad positiva a la que todos aspiramos es poco común en los cuentos de hadas y en la mitología. No hay padres buenos en las principales historias de la mitología griega, y muy pocos en el Viejo Testamento. Urano, Cronos y Zeus manifiestan tres tipos de horrenda paternidad. Abrahán, un famoso padre de la Biblia, estaba completamente dispuesto a sacrificar a Isaac; y su nieto Jacob fue bueno con José, pero no lo fue, aparentemente, con sus otros once hijos.

Es interesante el hecho de que se encuentren escasos ejemplos de buena relación paterno-filial en la literatura mitológica. El Rey Arturo irradia generosidad, pero como tío, como iniciador y guía de jóvenes, y no como padre.

A la pregunta « ¿Por qué no podemos permanecer más tiempo con el Rey? », habría que responder: «Los niños visitan al Rey, pero los adultos disponen un lugar en el que los pueda visitar el Rey.

Nos preguntamos, entonces, por el lugar habitable que reservamos en la cabeza a nuestro propio padre. ¿Qué clase de habitación hemos dispuesto para él?

Si por él sentimos el mezquino respeto que sugiere Geoffrey Gorer (Antropólogo Ingles, 1905 – 1985), lo más probable es que la habitación esté en un barrio marginal, tenga la puerta combada, las cortinas de plástico y una nevera maloliente con comida podrida en su interior.  Por consiguiente, la primera tarea del hijo consiste en limpiar la habitación, reamueblarla, honrar el lado transparente y positivo del padre.

Los hombres que sencillamente y sin dobleces aman a sus padres —y hay muchos— encuentran fácil el anterior trabajo. Cuelgan los mejores cuadros. Algunos, por supuesto, sólo tienen consciencia del lado positivo de sus padres, y no saben nada del lado negativo.

Como ejemplo nos remitiremos a un joven, al cual le habían asesinado su padre mientras estaba de servicio como militar. Para preservar una imagen positiva del padre ante los hijos, su madre le había colocado en un pedestal, de modo que no era del todo humano. Unos años después, algunos ex compañeros del padre invitaron al muchacho a salir con ellos. Pronto empezaron a contarle anécdotas sobre lo bien que el padre hacía trampas a las cartas, y sobre borracheras y mujeres. Los hombres mayores le dieron a ese hijo un regalo a través de las historias.

Los hombres con semejantes padres ideales en la cabeza necesitan construir una habitación entera para el lado torcido, destructivo, vulgar y oscuro del padre, inclusive si es un héroe para otros. Todos los que estamos en esa situación necesitamos añadir una habitación al piso para hospedar al Rey Destructivo y  para sus familiares.

Pero por otro lado el hijo tiene que construir una segunda habitación para hospedar el lado generoso y benévolo de su padre. También en esta ocasión pueden ser útiles los amigos de su padre, porque a veces el padre oculta su talante y su generosidad a su familia. Para algunos, construir la habitación supone encontrar la tumba de su padre y yacer sobre ella durante largo tiempo, aullando.

Si aún no hemos edificado y amueblado dos habitaciones, no podemos esperar que nuestro padre, vivo o muerto, se mude a éstas. Aquellos que ya han construido ambas habitaciones en su alma, pueden empezar a pensar en invitar a un mentor.

Estoy seguro de que los lectores pueden completar por sí mismos la figura que propongo aquí. Recordemos El Rey es un «hombre de mundo» y nunca aceptaría venir a vivir junto con nuestra alma si lo único que tenemos son  habitaciones mezquinas e incómodas para un padre del cual solo hemos considerado su lado negativo, o unas habitaciones idealizadas para un padre puesto en un pedestal que no es humano, ya que no hemos considerado su lado negativo.

Una vez hospedado al padre, podemos entonces  hospedar al mentor: Mentor (en griego clásico Μέντωρ), hijo de Álcimo, personaje de la Odisea. Fue el fiel amigo de Ulises, que quedó encomendado de los intereses del héroe en Ítaca y de la educación de su hijo Telémaco, cuando el héroe partió para la Guerra de Troya. Ejemplo de otros mentores: La diosa Atenea adoptó la apariencia de Mentor para acompañar a Telémaco en la búsqueda de su padre; Aristóteles fue el mentor de Alejandro, podemos empezar a pensar en invitar al Rey a las renovadas habitaciones en las que ha vivido el mentor.

Y de Dios, también tiene —se dice— dos lados, y sin duda nunca aceptaría venir a vivir con una persona que no ha hecho un lugar en el alma para el Rey, para el mentor y para los lados envenenado y benéfico del propio padre.

Resulta importante finalmente nombrar algunos de los regalos paternos. El regalo de nacimiento del padre con su esperma nos da un abrigo negro para el alma, invisible en nuestras negras noches. Dio, y da, un revestimiento, o envoltorio, o baño para el alma hecho de intensidad, astucia, deseo de penetrar, vivacidad, impulso, atrevimiento. El regalo de nacimiento del padre es incalculable. Su regalo contribuye al amor, al conocimiento, al amor a la acción y a las distintas formas de honrar el mundo de las cosas.

Al cerrar este articulo sobre el Rey y el padre, vemos que hemos topado con algo duro. Los hijos e hijas principalmente en occidente sienten aún «muy poco padre» y no hay señales evidentes de que esto vaya a mejorar. Los padres mismos no han cambiado tanto; nos parecen más pequeños porque no vemos detrás, o a través de ellos, al Rey Benéfico o al Rey Destructivo. Los padres parecen opacos; el Rey Sagrado parece más lejano, y el alcance de nuestra vista no es muy amplio.

Cuando el estrato mitológico se derrumba y caen los reyes políticos, desaparece el patriarcado como fuerza positiva. Las energías del sol y de la luna ya no llegan a la tierra.

Lo anterior no quiere decir que tengamos que reconstruir el patriarcado, sino reconocer que estamos muertos de hambre. Cuanto más difícil se hace visitar al Rey, más hambre podemos sentir. La percibida ausencia del padre es la ausencia del Rey. La adicción a las drogas no tiene que ver con los «capos» mexicanos o colombianos de la droga, sino con la ausencia del Rey.

Los hombres y las mujeres ya han estado separados del Rey; esta separación se ha dado muchas veces en los siglos pasados. Por ello, resulta interesante volver la mirada a la historia para buscar qué ocurre una vez hemos preparado las dos habitaciones en nuestra alma para que puedan residir allí nuestro padre y nuestro mentor, y finalmente podamos dar el  brinco cuántico propuesto “No más papá”, y dar una bienvenida al Rey.
Articulo preparado del libro: “Iron John de Robert Bly”.

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