PENSANDO POR NOSOTROS MISMOS

Resolver es tener el valor para tomar la decisión que es. La única. Resolver es lo más importante porque ni ocupa el primer lugar ni es lo que cree. Resolver no ocupa lugar. Significa aceptar iniciar el camino. (Parte articulo “Receta Preventiva – Blog la Cofradía”).

Si nosotros nos abrimos a la realidad del amor, la realidad del corazón, nos liberamos del juicio. Aceptamos quienes somos en este momento. Nos damos cuenta de quiénes somos a causa de una multiplicidad de razones (Parte artículo “Del Ego al Corazón Parte II” de la semana anterior).

Los dos párrafos anteriores retoman dos verdades para mí de gran importancia, es por lo que las recojo como parte introductoria a este artículo y que complementare con fragmentos del libro “Conversaciones con Dios” de Neale Donald Walsch. De esta fusión presento la siguiente introducción: Resolver por mí Ser es el valor de tomar la decisión, Resolver significa iniciar el camino. El camino a una realidad del amor, donde nos aceptamos como somos y actuamos en forma consciente. Profundicemos aún más en la anterior reflexión anterior.

Nuestras decisiones en cualquier respecto hasta este momento de nuestras vidas configuran un retrato de quiénes somos hoy.

En realidad, nuestras decisiones también han sido afectadas por las decisiones de la humanidad, de las naciones, de las religiones, de las familias; estas han configurado ya parte de nuestros retratos. A través de sus decisiones, han dejado unas huellas duraderas e imborrables en nosotros.

La pregunta es: ¿nos complacen tales retratos? ¿Son esas las huellas que queremos dejar? ¿Representan esos retratos Quienes Somos? Tengamos cuidado con estas preguntas: pueden requerirnos a que pensemos.

Pensar es difícil. Hacer juicios de valor es difícil. Nos coloca en una situación de pura creación, puesto que muchas veces tendremos que decidir. Y, por lo tanto, tendremos que elegir. Tendremos que elegir una opción arbitraria.

Una decisión que no proviene de ningún conocimiento personal previo- se denomina creación pura. Y el individuo es consciente, profundamente consciente, de que mediante la toma de tales decisiones se crea el Yo “El Ser”.

La mayoría de las personas no están interesadas en esta importante tarea. La mayoría prefieren dejarla para los demás. Y la mayoría no son auto-creadores, sino criaturas de la costumbre, criaturas de otros creadores.

Entonces, cuando los otros han dicho lo que se debe sentir, y esto va directamente en contra de lo que sienten, experimentaran un profundo conflicto interior ¿A dónde acudir cuando este conflicto surge?.

A los primeros que acuden la mayoría de las personas es a sus guías religiosos: curas, rabinos, ministros o pastores; algunos de éstos les dicen que dejen de escucharse a sí mismos. hablarán del diablo, de Satanás, de todos los demonios y espíritus del mal, y de cualquier cosa espantosa que ellos crean que hará ver que todo lo que intuitivamente piensen y sientan está equivocado y que el único lugar en el que hallaran consuelo es en su pensamiento, su idea, su teología, sus definiciones de lo correcto y lo equivocado, y su concepto de Quiénes Son.

Lo más seductor del asunto es que todo lo que tienen que hacer para lograr su aprobación instantánea es aceptarlo. Aceptándolo, y obtendrán su aprobación al momento. Algunos incluso cantarán, chillarán y bailarán, agitando los brazos y exclamando: ¡Aleluya! ¡Milagro! Es difícil resistirse a estas manifestaciones de aprobación, de regocijo porque creerán haber visto la luz; ¡porque habrán sido salvados!

Pero tal aprobación y tales demostraciones rara vez se ven acompañadas de una decisión interna. Tales celebraciones rara vez se ven acompañadas de la decisión de seguir una verdad personal.

En realidad, sucede todo lo contrario cuando seguimos una verdad personal, lo más posible es que los demás no lo celebren, sino que realmente nos pongan en ridículo. ¿Piensas por ti mismo? ¿Decides por ti mismo? ¿Aplicas tus propios criterios, tus propias opiniones, tus propios valores? ¿Quién te crees que eres?.

Y, en realidad, esa es precisamente la pregunta ¿Quién te crees que eres? Es la que debemos responder. Pero la tarea debe realizarse de un modo mucho más solitario; sin recompensas, sin aprobaciones, quizás incluso sin que nadie tenga noticia.

Puede que nuestras respuestas nos lleven cuestionarnos aún más y nos preguntemos ¿Para qué seguir? ¿Para qué siquiera ponernos en camino? ¿Qué se gana emprendiendo este viaje? ¿Qué incentivo hay? ¿Qué razón hay? La razón es ridículamente simple: NO SE PUEDE HACER OTRA COSA.

Significa lo anterior que es el único juego al que podemos jugar. No hay otra cosa que hacer. En realidad, no podemos hacer otra cosa. Vamos a seguir haciendo lo que hacemos durante el resto de nuestra vida, tal como lo hemos estado haciendo desde nuestro nacimiento. La única cuestión es si lo hacemos en forma consciente o inconscientemente.

Cuando se resalta NO SE PUEDE HACER OTRA COSA; Fijémonos no podemos dejar de emprender este viaje. Lo emprendimos antes de nacer. Nuestro nacimiento fue simplemente una señal de que el viaje había empezado.

La mayor parte de nuestra vida la hemos vivido como efecto de nuestras experiencias. Ahora, la invitación es que seamos la causa de ellas. Eso es lo que se conoce como vida consciente. Es lo que se denomina caminar con conciencia.

Algunos pocos de los seres humanos son criaturas muy evolucionadas, con un sentido del Yo muy certero. Saben Quiénes Son, y saben quiénes les gustaría llegar a ser. Además, saben incluso el modo de pasar de lo uno a lo otro.

Puede ser que algunos de nosotros hemos logrado avanzar poco: pero puede ser que hace un tiempo todo lo que queríamos hacer era permanecer aquí en la tierra (materia); puede que ahora estemos consientes que algún momento nos iremos y hemos empezado a trabajar por nuestra parte espiritual. Y Esto es una muy buena señal.

Puede ser que hace un tiempo ultrajábamos; juzgábamos y atacábamos las cosas: insectos, plantas, árboles, animales, personas; ahora no podemos hacerlo sin saber exactamente lo que estamos haciendo. Y esto es una muy buena señal.

Puede ser que hace algún tiempo vivíamos la vida como si pensaramos que no tiene objetivo alguno. Ahora puede ser que sabemos que no tiene ningún objetivo, salvo el que el nosotros le demos. Y esto es una muy buena señal.

Puede ser que hace algún tiempo suplicábamos al universo que nos mostrara la Verdad. Ahora nosotros le decimos al universo nuestra verdad. Y esto es una muy buena señal.

Puede ser que hace algún tiempo aspirábamos a ser ricos y famosos. Ahora aspiramos a ser, sencilla y maravillosamente, nosotros mismos (Yo Mismo). Y esto es, muy buena señal.

Puede Ser que hace algún tiempo nosotros vivíamos en el miedo. Ahora reconocemos el miedo en nuestro interior y sabemos que es un instrumento que hemos elegido para poder experimentar el amor. Y esto es muy buena señal.

Puede ser que hace algún tiempo temíamos Dios. Pero Ahora lo amamos, y nos consideramos realmente sus hijos. Y todo esto es una muy, muy buena señal.

Acaso no nos permitieron experimentarlo todo: las lágrimas, la alegría, el dolor, el regocijo, la exaltación, la depresión, la victoria, la derrota, el empate, el erotismo, la sexualidad, miedo, el amor, la fidelidad, la infedelidad, (Etc.). ¿Qué más puede haber?; Quizás que sintamos un poco menos de dolor en nuestras experiencias?. Menos dolor sin más sabiduría frustraría nuestro propósito; no nos permitiría experimentar la alegría infinita, que es lo que es Dios. Seamos pacientes. Estamos ganando en sabiduría. Y nuestras alegrías cada vez resultan más asequibles sin dolor. También eso es una muy buena señal.

Estamos aprendiendo a amar sin dolor; a dejarnos llevar sin dolor; a crear sin dolor; incluso a llorar sin dolor. Sí; incluso pudiéramos experimentar nuestro dolor sin dolor, si sabemos lo que significa? Significa que Incluso disfrutaríamos más de los dramas de nuestra propia vida. Podríamos distanciarnos y vernos tal como somos. E incluso reír. Exacto. ¿Y no llamarías a eso crecimiento? Supongo que sí.

Mensaje de Dios: Entonces, sigue creciendo, hijo Mío. Sigue haciéndote. Y sigue decidiendo lo que quieres llegar a ser en la siguiente -y superior- versión de Ti mismo. Sigue trabajando por ello. ¡Continúa! Lo que tenemos entre manos, tú y Yo, es la obra de Dios. ¡Continúa, pues! Te amo: ¿Lo sabes?. Lo sé. Y Yo te amo a ti.



Frase de la Semana:

"Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas, por intervención de los hombres."
Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.

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