UN TRIBUTO A LOS ANTEPASADOS
Para empezar este articulo realicemos el siguiente
cálculo matemático; para el caso serviré como ejemplo; en el siglo pasado
estuve con mi padre (Quien falleció en el año 1.993), pude conocer a mi abuelo y estando aún muy
pequeño a mi bisabuelo. Cuatro hombres de una misma familia que compartimos el
mismo siglo. El número cuatro lo multiplico
por noventa siglos y así poder devolverme
hasta el año siete mil antes de Cristo. El resultado de la operación anterior
da trescientos sesenta hombres que se han requerido para que dieran las condiciones
me permitieran estar hoy aquí.
Ahora,
situémonos en el hombre primero del ejercicio anterior quien vivió en el
séptimo milenio antes de Cristo (entre el 7000 y el 6001 a. C.), en su época la agricultura empieza a difundirse desde Anatolia (Turquía) a Bulgaria y
Montenegro (en los Balcanes); todavía no en Grecia ni en Italia. Por esa época las
comunidades agrícolas de Oriente medio, logran domesticar a las vacas y el uso de
recipientes de cerámica se hace común, difundiéndose en Europa y el sur de
Asia. Se producen los primeros adornos de metal (oro, plata y cobre). En América
en lo que hoy es México se comienza a producir una incipiente
agricultura. En la Cueva del Guitarrero (Perú), se atan, y entretejen fibras
vegetales para hacer canastas y alfombras.
La población mundial se mantiene estable en alrededor de cinco millones
de personas, que viven en todas partes del planeta en pequeñas tribus nómadas
de recolección y caza. Uno de estos cinco millones de personas hace parte de mi
familia. Me pregunto cuales serían sus condiciones de vida, sus emociones, sus
deseos, sus venturas y desventuras, las historias que habían recibido de sus
antepasados y que compartía con sus seres
cercanos. Como serían sus días y sus noches al calor y a la luz de una fogata.
Puedo
decir hoy que este antepasado estuvo más cerca de ese hombre que se imagino ser Carl Gustav Jung en
un viaje En otoño de 1925 a Kenia en el África tropical, tras dos días de
estancia en su destino tomo rumbo con dos amigos rumbo a Nairobi. En el
transcurso del viaje relata Jung un sentimiento muy vivo al ver sobre un pico
rocoso una figura delgada y negra, inmóvil, mirando al tren y apoyada sobre una
larga lanza. (...) su mundo era el mío desde hacía incontables milenios.
Desde
Nairobi, visitaron un gran coto de caza: los Athi Plains, una amplia sabana
repleta de vida animal. Separándose de sus acompañantes hasta quedar solo, y
divisando aquella inmensidad, llegó al siguiente convencimiento: “(...) Cuando,
estando en Athi Plains, en África Oriental, contemplé desde una pequeña colina
aquellos rebaños de millares de venados pastando en silenciosa calma, como
venían haciendo desde hace inconmensurables períodos de tiempo, tuve la
sensación de ser el primer hombre, el primer ser que sabía que todo eso «es».
Todo ese mundo que me rodeaba estaba aún en el silencio inicial y no sabía que
era. Y justamente en ese momento en que yo sabía, había surgido el mundo y sin
ese momento nunca hubiera existido. Toda la naturaleza busca esa finalidad y la
encuentra, ya cumplida, en el hombre, y siempre sólo en el hombre más
consciente. Cada paso pequeñísimo hacia delante sobre la senda que lleva a la
consciencia crea mundo”.
Caminar
con consciencia, frase que he utilizado repetidamente en este querido blog y
que hoy lo relaciono con la posibilidad de crear mundo; que buen aporte en este
sentido ha hecho todo ser humano que ha pasado por este mundo terrenal; no hay aporte insignificante, todo ha sido
necesario para poder tener la vida que conocemos. Lo que hemos experimentado y
etiquetado como bueno o malo, natural o antinatural ha sido la materia prima
para el entendimiento de la dualidad en que nos movemos y poder así crear consciencia.
Preguntémonos
en este punto, ¿Pero que es la conciencia? Podemos
decir que esta es el conocimiento que un
ser tiene de sí mismo y de su entorno, se refiere a la moral o bien a la
recepción normal de los estímulos del interior y el exterior. Consciencia
significa, literalmente, «con conocimiento». En la especie Homo sapiens, la conciencia
implica varios procesos cognitivos interrelacionados. En términos filosóficos,
la conciencia es la facultad de decidir y hacerse sujeto, es decir, actor de
sus actos y responsable de las consecuencias que de ellos se siguen, según la
percepción del bien y del mal. Como fenómeno psíquico, la conciencia es objeto
de estudio de la psicología y la psiquiatría. Como concepto moral, de la ética,
un campo de la filosofía.
Retomando
algunas palabras de Jung no se da consciencia sin distinción de los contrarios.
Ese es el principio padre del Logos; de un Logos del que se desprende la lucha interminable de la luz y la oscuridad,
de ese seno materno que es la
inconsciencia. Sin reparar en ningún conflicto, en ningún padecimiento, en ningún
pecado, la curiosidad hacia lo divino tiende hacia el nacimiento. La
inconsciencia es para el Logos el pecado primordial, el mal mismo. Pero su acto de liberación creador del mundo
es el matricidio; y el espíritu que se aventuró en todas las alturas también debe sufrir el encadenamiento … , Solo
se puede tener consciencia si se reconoce y se tiene en cuenta lo inconsciente
, es así como la vida debe pasar por muchas muertes. Trescientas setenta tal vez sean muy pocas, hoy en
este presente mi contribución es continuar dando pequeños pasos hacia delante
de consciencia para crear mundo, así como lo han hecho todos mis antepasados a
los cuales les expreso en este artículo un tributo con el más grande respeto y sentido cariño.
Hola Luis amigo gracias por pasar por mi blog y tu comentario. Paso a veces por el tuyo - tus articulos parecen muy curiosos aunque dificiles que comprender - asi que recibe sólo saludos...tal vez la próxima vez...
ResponderEliminarGracias Marek por tus palabras, un abrazo muy especial. Tu amigo... Luis
ResponderEliminar