CONÓCETE A TI MISMO
El artículo de la semana anterior titulado “Cuantos yo reconozco” nos introducía en los fundamentos
de la psicología propuesta por Carlos Gustavo Jung. En este articulo se nos
planteaba como nuestra psique está conformada en tres partes; la primera de
estas partes es el “yo”, el cual nos decia que esta se idéntica con la
mente consciente, una segunda parte
llamada el inconsciente personal y la ultima parte planteada como el inconsciente colectivo. Jung represento cada una de estas partes con unos
arquetipos.
Un arquetipo es un símbolo universalmente
entendido, o término o el patrón de
comportamiento; un prototipo sobre el cual otros se copian, con dibujos, o
emulado. Los arquetipos son de uso frecuente en los mitos y cuentos de distintas
culturas. En psicología, un arquetipo es un modelo de una persona, la
personalidad o la conducta.
Los arquetipos se supone que han estado
presentes en el folclore y la literatura desde hace miles de años, incluyendo
obras de arte prehistórico. El uso de los arquetipos para iluminar la
personalidad y la literatura fueron formulados por Carl Jung a principios del
siglo XX, quien sugirió la existencia de formas de contenido universal, dando
lugar a patrones reconocibles y característicos de la conducta humana. Dentro
de los arquetipos más representativos planteados por Jung se encuentran el ego
(personalidad), la sombra, el ánima, animus y el Sí mismo.
En semana dando continuidad al tema anterior
complementare la clasificación propuesta por Jung con una nueva clasificación de tres “Tu”. Tres tú que viven
en el Ser, en cada uno de nosotros. El
primer Tu es la personalidad el “Ego”. Esta es la cara que ofrecemos, no es lo
que verdaderamente somos, es lo que dejamos ver, lo que consideramos que a los
otros les agrada de nosotros. La sociedad nos la ha impuesto y nosotros hemos
colaborado con la fabricación de esta mascara. Solo cuando nos quedamos desnudos,
somos nosotros mismos; todo el ropaje que nos cubre es un invento social. La
verdad que mora en nosotros esta aquí, en el ahora, en nuestra desnudes, mientras que la mentira, la máscara nos
impulsa a ir allá. La verdad dice ahora, la mentira dice “entonces” y “allí”.
La mentira siempre se refiere al pasado y al futuro, nunca al presente.
Llega así el segundo tú, el tú reprimido,
instintivo, inconsciente. Se trata de todo lo que la sociedad y tú mismo han metido a la fuerza en tu ser y
allí lo tiene encerrado. Solo aparece en tus sueños, en metáforas o cuando esta
borracho, cuando no tienes control de ti mismo. El resto de tiempo está lejos
de ti, y es más autentico, no es falso.
Simón Freud hizo mucho para que tomáramos
consciencia de este segundo tú, y las sicologías humanistas han contribuido
enormemente para que se tome consciencia de lo que se grita en nuestro
interior. De lo que ha sido reprimido, aplastado. Y en eso consiste la parte
vital, esa es la vida real, la vida natural. Las religiones y la sociedad la han condenado, calificándola de parte
animal, la han condenado al considerarla el origen del pecado, el resultado de
errar, de no dar en el blanco. No es este segundo tú el origen del pecado, sino
de la vida, y no es inferior a lo consciente, es más profundo de lo consciente,
pues vive en el inconsciente individual, pero no inferior.
No hay de nada malo en lo animal, los animales
son hermosos, así como los arboles y las plantas. Viven desnudos., con
sencillez. Aún, no los ha destruido la sociedad, aún forman parte de Dios. Solo
el ser humano se ha extraviado. El hombre es el único animal anormal sobre la
tierra, mientras que los otros animales son normales. De ahí su alegría, su
salud, su vitalidad. ¿No te has fijado?, está atento a un pájaro en pleno
vuelo, a un ciervo que corre en el bosque, al proceso de transformación que
sufre el gusano de seda para convertirse en una bella mariposa.
Y con los niños ¿No habéis sentido envidia de
los niños? Quizá por envidia condenamos el infantilismo, una que otra vez.
Tanta razón tiene Montague al afirmar que en lugar de decir no seas infantil
deberíamos decir no seas adultil.
Un niño es hermoso, mientras que el adulto es la fealdad, el adulto se bloquea, se queda
inmóvil, como muerto, pierde bríos, pierde entusiasmo; el adulto se aburre, no
tiene sentido del misterio, no se sorprende de
nada, porque ha olvidado su capacidad de asombro. Para él ya no existe
el misterio.
El segundo tú es mucho más valioso que el
primero, puesto que este menos superficial. Pero el segundo tú no es el final,
existe un tercer tú, es sobre esté que Jung y la psicología humanista
profundiza aún más a lo planteado por Simón Freud. Esté tercer tú, es el
autentico, la cara verdadera, que sobrepasa los “tus” primero y segundo. Lo trascendental,
la consciencia pura, sin fisuras, sin divisiones.
El primer tu tiene un carácter social, el
segundo natural y el tercero divino. El primero no significa que no se útil, el
primero se puede emplear, así como el segundo siempre y cuando funcione bien el tercero. Si el centro funciona bien,
también funcionara bien la periferia.
Pero como contactar nuestro tercer “Tú”; para
contactarlo debemos buscar en nuestro
interior, es encontrar nuestras raíces. ¿Pero donde encontramos nuestras
raíces? Cuando vivimos aquí, en el ahora, en el presente. Hay que ver la
realidad, no centrarse en las tradiciones, ni volver al pasado. Siempre se
puede hacer algo, pero si no paras de preguntar. La pregunta es maravillosa,
llena de significado, de una tremenda transcendencia.
Por ejemplo fijemonos en cuanto sufre la
humanidad, observemos el problema, no intentemos buscar la solución fuera del
problema. Miremos el problema y nos daremos cuenta que siempre encontraremos la
solución en en él. Fijemonos en la pregunta, no en la respuesta.
Si nos preguntamos ¿Quién soy?, no tengamos
prisa en encontrar la respuesta, no preguntemos a nadie, por que si lo hacemos
recibiremos un respuesta de acuerdo a su experiencia, a su tradición. Tampoco
debemos responder con nuestra memoría , puesta nada tiene que ver esta con el
conocimiento, la memoria es como el programa de un computador.
Sigue preguntando ¿Quién soy?, ¿Quién soy?,
¿Quién soy? Hemos de preguntar a nuestro ser más intimo, si efectivamente
queremos conocer a respuesta, ve a tu interior y a partir de la experiencia
interior se dara el gran cambio. La proxima semana espero continuar con este
tema, donde hablaremos de que se trata este cambio que podemos encontrar en
nuestro interior, un abrazo y hasta entonces.
Conocerse a uno mismo. no es cosa fácil esa. No se hasta que punto es posible. No se hasta que punto es conveniente o no. Y después está el tema de los cambios. No se...
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