DE LO VISIBLE A LO INVISIBLE


Segunda Carta Corintios 4:13-18 “Escrito está: «Creí, y por eso hablé.» Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.  Pues sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia. Todo esto es por el bien de ustedes, para que la gracia que está alcanzando a más y más personas haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios.

Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno”.

Sin duda el ego  en el que constantemente nos fijamos se mueve en lo  visible,  así como su sombra, en lo pasajero.  Siendo el ego  muy astuto siempre se justifica y racionaliza. si no estás bien alerta, puede esconderse incluso tras el amor a uno mismo. la misma expresión «uno mismo». Puede servirle de protección. puede decirte: «soy tú, tú mismo». puede cambiar de peso, puede cambiar de estatura, de nombre. y como es simplemente una idea, no hay problema: puede hacerse pequeño o grande, porque solo es una fantasía tuya.

Se debe tener mucho cuidado. si realmente se quiere crecer en el AMOR en mayúscula, se ha de tener mucho cuidado. hay que dar cada paso plenamente alerta, para que el ego no encuentre ningún escondrijo en el que refugiarse.

Tu verdadero ser no es ni «yo» ni «tú», ni tú ni el otro. es algo trascendental. lo que llamas «yo» no es tu ser real. ese «yo» se impone a la realidad. cuando te diriges a alguien como «tú», no te diriges al ser real del otro, sino que le pones una etiqueta. cuando se quitan todas las etiquetas, queda el ser real, y el ser real es tan tuyo como de los demás.

El ser real es uno. Por eso decimos que participamos del ser de los demás, que somos miembros unos de otros. nuestra realidad real es Dios. podemos ser como icebergs flotando en el mar —parecen separados—, pero una vez que nos fundamos, no quedará nada. Desaparecerá la definición, desaparecerá la limitación, y con ellas el iceberg. Pasará a formar parte del océano.

El ego es un iceberg. fúndelo, disuélvelo en las profundidades del AMOR, para que desaparezca y pases a formar parte del océano.

Alguna vez en un juzgado...

El juez parecía muy serio. dijo:

Sabio, tu esposa dice que la golpeaste en la cabeza con un bate de béisbol y la tiraste escaleras abajo. ¿qué tienes que alegar?

El sabio se frotó la nariz con la mano, meditando. por último respondió:

Señoría, supongo que esta historia tiene tres aspectos: el de mi esposa, el mío y la verdad.

Y tenía toda la razón. El Juez podía oír dos aspectos de la verdad, pero hay tres. Están tu historia, la mía y la verdad: yo, tú y la verdad.

La verdad no es ni tú ni yo. tú y yo son imposiciones sobre la inmensidad de la verdad. El «yo» es falso, «tú» es falso... utilitario, útil en el mundo. resultaría difícil manejarse en el mundo sin el «yo» y el «tú». pues bien; utilicémoslos, pero sabiendo que son solo recursos del mundo. en realidad no existen ni el «tú» ni el «yo». existe algo, alguien, una energía sin limitaciones, sin límites. de ella venimos y en ella volvemos a desaparecer.

Esta energía sin limites es lo invisible, fijémonos en ella, por esto retomo como parte introductoria en este articulo las palabras de San Pablo en la segunda carta a los Corintios “Pues sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia”, fundirnos en él, ser uno con la unidad, la muerte a lo natural para nacer a lo espiritual, permitir que muera lo visible, para fundirnos con lo invisible lo eterno, un dulce muerte para llegar a la vida.

Finalmente dejo el siguiente verso de Abdulia publicado en su “Blog de Estar por Casa”

LA PUERTA
El Testigo es la Puerta
Estás en la Puerta, ¿hacia dónde miras?
Entregarse al Ser Completamente..
Abandonarse en Él, sin ninguna reserva..
Así Es la Conciencia Crística..
Traspasar el Umbral de lo humano, de lo conocido..
Amar.

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