EL TIEMPO SAGRADO



Podríamos decir que la vida es un constante estar, avanzar hacia delante y un volver, que la percepción del tiempo es circular, un contante cambio. En Nuestra cultura occidental se nos ha enseñado que el tiempo fluye en una sola dirección, que es lineal, que el futuro siempre esta delante de nosotros y que el pasado atrás.

Hace unos pocos días conversando con una compañera de trabajo discutíamos sobre la idea que nos fue enseñada que el efecto sigue a la causa. Hoy uno esta afirmación con la linealidad del tiempo y concluyo que el tiempo enseñado en occidente nos tiene dominados.  Para dominar el tiempo debemos olvidarnos de esta linealidad, pero además es importante adueñarnos de nuestras proyecciones. Es decir debemos entrar en la corriente de la intemporalidad.

Esta mañana al despertar de un sueño (el cual pude recordar como siempre con gran detalle) veía como este no más es la repetición de la repetición de una mala  película creada por mi en mi mente y que sigue muy bien el sistema operativo de tiempo lineal de causa y efecto enseñado en occidente.

La causalidad quiere decir que el pasado siempre esta moldeando el presente. Creemos que nuestra vida es un desastre por que nuestros padres no nos quisieron lo suficiente cuando éramos niños o porque descendemos de una larga lista de inadaptados. Pero cuando nuestra percepción el tiempo es circular, el principio operativo más importante es la sincronicidad o la producción fortuita de los acontecimientos. Lo que llamamos coincidencia o suerte es un principio operativo tan importante como la causalidad.

Un acontecimiento fortuito es como cuando nos encontramos con otra persona accidentalmente, es tan significativo como su causa (Por que estas dos personas se encuentran en el mismos lugar y a la misma hora). La sincronicidad está más interesada en el propósito y el significado de un acontecimiento que en su causa.

Por lo anterior podemos decir que el tiempo fluye realmente en muchas direcciones, el futuro puede atraernos hacia si, así como el pasado nos empuja hacia delante. Saber que un hecho presente de hecho puede estar en el futuro, en otras palabras: en los días en que tu despertador no suena, que te coge el día para ir la trabajo, que llegas media hora tarde apresurado y estresado, no comiences a pensar que el mundo esta conspirando contra ti. Más bien, reconoce que estas operando en un tiempo sagrado y que el universo esta conspirando a tu favor. Este tiempo sagrado hace que salgas en el tren de las 7 a.m., y no en el de las seis y treinta como de costumbre; porque este es el tren que deberías tomar, este el tren que el universo eligió para ti.  Al saber esto nuestro nivel de estrés  se reduce enormemente ya que confiamos en que tanto nuestra buena como mala suerte forma parte de un gran plan.

Hay una antigua historia zen que ilustra este punto. Un granjero tenía un caballo, pero un día el animal huyó, y el granjero y su hijo tuvieron que arar la tierra solos. Los vecinos le dijeron: «Oh, ¡qué mala suerte que se haya escapado el caballo!». El granjero simplemente contestó: «Mala suerte, buena suerte… ¿Quién puede saberlo?».

A la semana siguiente el caballo regresó a la granja, acompañado de una horda de caballos salvajes. «¡Qué suerte!», exclamaron los vecinos, pero el granjero respondió: «Mala suerte, buena suerte… ¿Quién puede saberlo?». Luego su hijo intentó domar a uno de los caballos salvajes, fue derribado y se fracturó una pierna. «Ah, ¡qué mala suerte!», se compadecieron los vecinos, y de nuevo el granjero contestó: «Mala suerte, buena suerte… ¿Quién puede saberlo?».

Unas semanas después, el rey reclutó a todos los jóvenes del país para participar en una guerra. El hijo del granjero, con la pierna rota, quedó exento. «¡Qué suerte que tu hijo se haya librado de ir a la guerra!», exclamaron los vecinos. Y el granjero comentó: «Mala suerte, buena suerte… ¿Quién puede saberlo?».

Ventajas del tiempo sagrado, tomarte las cosas como algo personal cuando algo no sucede como esperamos, produce estrés y  enfermedades. En el tiempo sagrado nunca estas atrasado ni adelantado, las cosas se presentan en el momento adecuado, así como la repetición que hice de mi película en mi sueño de ayer. Lo anterior no quiere decir que no cumplamos nuestros compromisos, sino que siempre aparecemos en el momento adecuado. Al no  dominar el tiempo le damos la oportunidad al universo que haga lo que hace de forma natural, para que pueda conspirar a nuestro favor.

Salir del tiempo lineal también nos permite entrar en el dominio intemporal donde el universo se esta soñando así mismo. Dentro de este tiempo sagrado, podemos encontrar el destino más deseable para nosotros mismos y elegirlo. Y una vez lo hayamos hecho, seremos capaces de cambiar fácilmente el camino que seguimos. Ya no seremos más victimas, verdugos ni salvadores. En mi  mis sueños, tal vez ya no estarán viejos conocidos: padres, hermanos, amigos y otros seres que protagonizan (actores y actrices) generosamente guiones de mis experiencias, de las cuales ha llegado el momento de reconocer e integrar cada una de ellas.

Cuando practicamos el sueño sagrado, el tiempo no tiene una dirección, no se mueve a lo largo de una línea recta, cuando soñamos con un pariente fallecido, unos  amantes, un compañero de trabajo, un hermano alejado, ya no existe la causalidad: Cuando soñamos reconocemos  el futuro no se construye del pasado, y de igual forma este no predetermina nuestro presente.

El en tiempo sagrado están disponibles el pasado y el futuro, todo ocurre en el mismo momento; todo podemos hacerlo realidad desde un lugar intemporal,  y cuando elevamos nuestra percepción, nos encontramos más cerca de experimentar la infinitud, poder regresar el Edén (Que es aquí, ahora), recuperar nuestra naturaleza divina y vivir con belleza en este mundo.

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