QUE LA VERDAD SALGA A LA LUZ
“Todo es amor... todo es amor. Con el amor llega la comprensión. Con la
comprensión llega la paciencia. Y entonces el tiempo se detiene. Y todo es
ahora” Comprendí lo anterior y al instante la autenticidad de estos
pensamientos me llevo a la realidad que
es el presente. Morar en el pasado o en el futuro es insano y doloroso. La
paciencia detiene el tiempo y esa paciencia es
el amor de Dios, que lo es todo.
Lo anterior me permitió darme en cuenta de que estos pensamientos estaban
dotados de un poder terapéutico. Empecé a comprender que el amor es la
respuesta primordial. No es una abstracción, sino una energía real, o una gama
de energías, que tú y yo podemos crear y conservar dentro de nuestro ser. Se
trata simplemente de amar. Es estar empezando a alcanzar a Dios dentro de
nuestro ser. Sintamos el amor, y expresémoslo.
El amor hace que el miedo se desvanezca. No se puede sentir ningún temor si
siente el amor. Como todo es energía y el amor abarca todas las energías, todo
es amor. Ésta es la clave de la naturaleza de Dios.
Cuando amamos y no tenemos miedo, somos capaces de perdonar. Puedes perdonar
a los demás y también perdonarte a ti mismo. Así empiezas a ver las cosas desde
la perspectiva apropiada. El sentimiento de culpabilidad y la rabia son
reflejos del mismo temor. La culpa es una rabia sutil que diriges hacia dentro.
Perdonando disuelves la culpa y la ira, que son sentimientos innecesarios,
emociones nocivas. Perdona. Es un acto de amor; bendito el perdón que nos lleva
directo al amor.
El orgullo es un obstáculo para el perdón, una manifestación del ego, que
es el yo falso y transitorio. Tú no eres tu cuerpo, ni tu cerebro, ni tu ego.
Eres más poderoso que todos ellos. Necesitas que tu ego sobreviva en el mundo,
pero sólo la parte que procesa información. El resto, el orgullo, la
arrogancia, la desconfianza, el miedo, son sentimientos totalmente
innecesarios. Estos aspectos del ego te alejan de la sabiduría, de la felicidad
y de Dios. Has de trascender el ego y encontrar tu verdadero yo, que es
permanente, la parte más profunda de ti, tu parte sabia, llena de amor, la que
te proporciona confianza y te da felicidad.
El
intelecto es importante en el mundo, pero la intuición lo es aún más. Lo que
creemos que es la realidad es una ilusión. La realidad es el reconocimiento de nuestra
inmortalidad, divinidad y eternidad. Ansiamos la ilusión de la seguridad en
lugar de desear la seguridad de la sabiduría y el amor. Anhelamos ser aceptados
cuando, en realidad, nunca podemos ser rechazados. El ego crea espejismos y
encubre la verdad. Debemos disolverlo y dejar que la verdad salga a la luz “Que
todo es AMOR”.
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