LA HUMILDAD, LA REINA DE LAS VIRTUDES
"El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Mateo 23.12). Jesús enseñó y practicó la humildad. Tratar el tema de la humildad es complejo debido a que cada uno de nosotros, en algunos más, en otros menos tenemos restos de orgullo humano que es lo contrario a la humildad. Debemos, entonces, saber distinguir si en nuestro actuar y en los demás se da la verdadera o la falsa humildad; entre el humilde de Corazón y el humilde teatral que utiliza su parodia en beneficio de lo que cree. La falsa humildad es la imagen invertida y descolorida de la verdadera, que nos da el gran espejo de la ilusión de los sentidos. El Filósofo dijo: vale más un hilo de verdadera humildad que un manto de pesados cañamazos de la falsa. Digamos entonces por la humildad que es la carencia de vanidades; como una no sobrevaloración de este mundo pasajero; como una actitud de vigilia y respeto hacia todos los seres vivos, especialmente hacia aquellos más vi